El otro día fui a comprar unos boletos directamente en una línea aérea nacional y cuando llegue no había nadie y la chica que me atendió con rapidez entendió lo que yo quería y se puso a trabajar para emitir los boletos en cuestión. Aproximadamente, cinco minutos más tarde de mí llegada al local, llegaron dos señoritas que con su actitud se notaba que tenían prisa. Casi inmediatamente a su llegada, una de ella se dirigió a la chica que me atendía y de forma algo altanera le pregunto si pensaba atenderla, la chica le respondió que si, al terminar conmigo lo haría, ella no se quedo callada y expuso su problema:“Es que reserve ayer y tengo chance de comprar el pasaje antes de las 9:30”, la chica miro el reloj y le dijo: “Sra. son las 9:40, sin embargo déjeme terminar con la Sra. y la atenderé. Termino conmigo, de manera rápida y eficaz, y comienzo, sin perder tiempo a atender a las Señoritas y luego de revisar en la computadora con la información suministrada, les informó que ya la reservación se perdió porque se mantenía hasta las 9:30, y la clienta le ha dicho: “Es por culpa tuya que no me querías atender!
Por su puesto, me fui comencé a pensar en este caso que es tan frecuente en nuestro día a día: buscar un responsable por nuestras irresponsabilidades, y con eso nos conformamos, es decir, que siempre hay un el o ella que será el culpable de que yo no pueda lograr esto o aquello. Recordé aquellas épocas de mi adolescencia donde tantas veces escuche y seguramente dije, “No pase el examen porque el profesor no me quiere” cuando en realidad no había estudiado. Claro en esa época es normal actuar así, porque después de tantas rapadas se aprende que no todos los profesores te quieren mal. Lo que me sorprende es que personas maduras aun actúen así y sobre todo irrespetando el trabajo o las acciones de otros.
Analizando esta situación encontré que la palabra clave aquí es RESPONSABILIDAD por nuestros actos. La responsabilidad guarda relación con el asumir las CONSECUENCIAS de todos aquellos actos que realizamos en forma conciente.
Adicionalmente, la responsabilidad debe considerar el RESPETO al resultado que esperamos de los demás, puesto que el resultado de cualquier acción depende no solamente de nosotros sino también de los demás porque vivimos en comunidades, por lo tanto, no actuamos solos en muchas situaciones de nuestra vida.
Por otro lado, la responsabilidad implica RIESGOS cuando actuamos en situaciones con repercusiones que deben ser evaluadas por nosotros.
Volviendo al caso de las Señoritas que llegaron tarde, o justo a la hora para comprar sus boletos, ellas corrían el RIESGO de no poder adquirirlos por diversas razones y luego de revisar debieron RESPETAR el trabajo de la persona quien las atendió.